jueves, 1 de septiembre de 2011

Texto dramatico

En cuanto a ti, llegado el momento oportuno, obra con osadía. Y si ella grita en su terror; "Oh, hijo!", dile que tu padre también te ha gritado. Consuma la venganza y no temas, vierte la sangre del mal que aquí reina: mata a los asesinos de tu padre.
EG.- Vengo acá no por mi gusto: me ha hecho llamar un mensajero. Dicen que ciertos extranjeros nos traen una noticia no de desear, de que Orestes ha muerto. ¡Otra pesadumbre para esta casa ya herida y desgarrada por el infortunio tras la primera muerte! Pero, ¿será verdad? ¿No serán mujeriles fantasías, que nacen, vuelan y desaparecen? ¡Vanas ilusiones! (Al corifeo): ¿Tú qué me dices, para hacer luz en mi mente?
CORO.- Cierto que oímos la noticia. Entra mejor y pregunta directamente a los extranjeros. Un mensaje debe ser comprobado por el destinatario mismo.

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